Reseña | Tirando del anzuelo

5/3/18

Tirando del anzuelo de Kristan Higgins
Romance contemporáneo
3/5
La suerte de Maggie Beaumont estaba a punto de cambiar. Hasta ese momento era conocida por sus fracasos sentimentales: su primer novio había roto con ella presentándose en el pueblo con su nueva novia. Y después se había enamorado de un maravilloso irlandés que resultó ser el padre Tim, el nuevo párroco de Gideon's Cove.

Pero la salvación de su vida romántica había llegado encarnada en Malone, un atractivo, aunque hosco, pescador que, bajo un duro caparazón, escondía un corazón de oro. ¿Se convertiría esta captura en el alimento para toda una vida?


A Kristan Higgins la conocí por su saga Blue Heron, de la cual he leído casi todos sus libros y los he disfrutado bastante. Es una de esas autoras que te hacen pasar ratos agradables y entrañables mientras lees sus historias. Nada demasiado elaborado o con demasiadas pretensiones: historias de amor dulces, románticas, humanas y con un puntito divertido y dramático a veces. Así que cuando encontré este libro en rebajas por 3.99€ en papel, decidí darle una oportunidad.

A la pobre Maggie no podría irle peor en cuanto a su vida sentimental se refiere. Su novio de instituto de toda la vida volvió un día a Gideon's Cove con otra mujer. Posteriormente, su historial de citas se convirtió en un auténtico despropósito y lo remató enamorándose perdidamente de un irlandés que resultó ser el nuevo párroco del pueblo. Sí, Maggie no ha tenido suerte en el amor. Y sus andanzas amorosas son la comidilla del pueblo. Su vida y sus hazañas o, mejor dicho, sus meteduras de pata, son de dominio público. Su sueño de conocer a un hombre bueno y guapo que se convierta en su marido parece eso, un sueño. Su madre no deja de darle la lata y su hermana gemela tiene la vida que ella querría para sí. Las únicas cosas buenas de su vida: su cafetería y su perro.

La noche en que Malone la "rescata" de la humillación de verse plantada por su última cita, todo empieza a cambiar entre ellos. Malone es un solitario pescador, hosco y huraño del que se dicen muchas cosas, no todas ellas buenas. Maggie nunca se había fijado en él hasta aquella noche, y cuando la dejó en su casa y le dio un beso apasionado, todo cambió. Maggie y Malone empiezan así una relación secreta, en la que se dicen poco, pero sus cuerpos hablan por ellos, y poco a poco Maggie va entregando su corazón al solitario pescador que esconde mucho tras su impenetrable fachada. Pero las constantes meteduras de pata de Maggie puede que acaben fastidiándolo todo. Otra vez.

Bueno, ni tan mal. Entretenido, agradable de leer y con algunos puntos y escenas muy divertidos.
Aunque la obsesión de la protagonista por encontrar marido al principio (bueno, durante más bien la primera mitad del libro), me hizo cogerla un poco de manía, al final la cogí hasta cariño. La pobre no da una y encima sufre de verborrea cuando se pone nerviosa. En general es una protagonista con un carácter amable, afable y es divertida, aunque esté obsesionada con el matrimonio (culpa también de la madre que tiene y del pueblo en el que vive, también hay que decirlo)
Me da pena que Malone, el protagonista, salga tan poco y sea tan callado, pero aún así la autora ha conseguido que el personaje cale y me guste este hombre huraño y malhumorado. No sé qué tienen este tipo de personajes que me gustan tanto. Pero a pesar de las estelares apariciones de Malone, la verdad es que se te mete un poquito bajo la piel. Un hombre que lo dice todo con la mirada. 

La historia es muy típica pero está bien escrita. Tiene momentos muy buenos, muy divertidos y otros más tristes (casi me echo a llorar en un momento dado y si leéis el libro sabréis perfectamente cuál) y humanos. Una historia completa y creíble que se deja leer y se disfruta en general.

El final me ha cojeado un poco, porque necesitaba un capítulo más para cerrar como dios manda la historia de Malone y Maggie. Pero bueno, no ha estado mal. 
Un snack literario dulce y agradable no viene mal de vez en cuando.
No es el mejor libro que he leído de la autora, pero tampoco ha sido una tortura. Así que, como decía antes, ni tan mal. 

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