La casa de la playa, de Nora Roberts.
DATOS DEL LIBRO:
Nº de páginas: 528 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: PLAZA & JANES EDITORES
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788401384950
Precio: 20.90€
SINOPSIS:
Durante más de trescientos años, la casa de la playa ha guardado sus secretos. Para Eli Landon será su salvación. Tras once meses de pesadilla, Eli Landon queda absuelto del asesinato de su esposa por falta de pruebas. Ahora es un hombre libre, pero las brutales y misteriosas circunstancias del crimen hacen que la sombra de la sospecha se siga cerniendo sobre él. Con la reputación destrozada, nada queda ya del abogado de éxito que fue.
Incapaz de volver a enfrentarse al mundo, decide refugiarse en la casa de la playa de su querida abuela Hester mientras ella se recupera en una residencia de un desafortunado accidente. Eli vuelve al pueblo donde pasó los veranos más felices de su vida en busca de soledad, pero Abra Walsh, la simpática vecina a quien su abuela le ha encargado el mantenimiento de la casa (y la recuperación anímica de su nieto), no está dispuesta a permitir que siga regodeándose en su miseria.
A Eli no le hace ninguna gracia que este torbellino de mujer ande por la casa diciéndole lo que debe hacer, pero finalmente le resulta imposible resistirse a su poderosa atracción. En el fondo sabe muy bien que Abra tiene razón, ha llegado el momento de averiguar lo que sucedió la noche en que encontró el cuerpo sin vida de su esposa. Juntos emprenderán una exhaustiva investigación e irán desgranando una serie de pistas que les conducirán hasta un inesperado lugar, mucho más cercano de lo que imaginan.
MI OPINIÓN PERSONAL:
Hace como cosa de un año empecé a leer libros de Nora Roberts y siempre resulta un auténtico placer hacerlo. Nora Roberts es una de las GRANDES en mayúsculas, una escritora como la copa de un pino y que tiene esa magia, ese arte, y esa calidad al escribir que muy pocas tienen. Sus historias están cuidadosamente elaboradas y ambientadas y está claro que domina el arte de mezclar el suspense y la intriga, con el amor y la pasión.
La casa de la playa es uno de esos libros que saboreas de verdad, si bien no es perfecto. Pero, en mi caso, lo he disfrutado muchísimo.
Eli Landon era un prestigioso abogado proveniente de una familia de clase alta que perdió a su mujer y al que acusaron del asesinato de la misma. Once meses después, el caso sigue sin resolver, no existen pruebas que demuestren que es culpable y, aunque no ha sido juzgado ni sentenciado por el asesinato, la espalda de Damocles pende sobre su cabeza y un inspector de policía muy cabezota está empeñado en hacerle la vida imposible y demostrar su culpabilidad. Apartado de su profesión a la fuerza, vive en una reclusión escogida pero obligada a la vez, con miedo y dependiendo de su hobby, la escritura, para no perder del todo la cabeza. Tras mucho tiempo sin ser él mismo, decide volver a la casa de su abuela Hester (quien ha tenido un extraño accidente y ha tenido que ir a la ciudad para ser atendida) en la playa de Whiskey Beach, para cuidar de ella en ausencia de su abuela y, de paso, centrarse en escribir su novela, lo único que le satisface y le calma la mente atribulada por la culpa y el temor.
Pero en Whiskey Beach no encontrará la paz que tanto anhelaba y parte de la culpa la tiene una ama de llaves que es un torbellino y que ha llegado pisando fuerte y está decidida a sacar de su ensimismamiento y de su miseria a Eli. Abra Walsh no es la ama de llaves más típica del mundo, bueno, ni siquiera es un ama de llaves. Acude a limpiar la casa de vez en cuando, hace la comida y esas cosas. Pero eso no es todo: también lee las cartas, es profesora de yoga, realiza sus propias piezas de bisutería y atiende mesas en un bar. Con una personalidad arrolladora, Abra también tiene un pasado traumático, pero está decidida a vivir su vida como más le gusta: sin parar de vivir, sin dejar de disfrutar. Y su corazón generoso se muere de pena al ver a un Eli decaído y mustio, así que convierte su trabajo de cuidar de la casa y de él en una especie de cruzada personal.
Las cosas empiezan a cambiar para Eli con la intrusión de Abra en su vida. Si bien al principio le resultaba molesta, poco a poco empieza a apreciar y a valorar todo lo que hace ella por él. Con los días, Eli empieza a resurgir de sus cenizas, aunque no como el Eli de antaño, sino como un Eli renovado y más fuerte. Y la atracción que surge entre Abra y Eli empieza a ser demasiado fuerte como para resistirse más tiempo.
Pero la calma que empieza a encontrar Eli en su nueva vida en Whiskey Beach se ve empañada por las intrusiones en su casa de alguien que ha atacado a Abra, posiblemente esté detrás del accidente de su abuela y de otro asesinato que también alguien quiere cargarle.
Empujado por la fuerza y la decisión de Abra, Eli empieza a investigar por su cuenta, decidido a acabar de una vez por todas y encontrar al verdadero asesino de su mujer y al individuo que le está causando tantos problemas en su vida.
Nora Roberts nos presenta una historia plagada de suspense, intriga y amor, con unos personajes que no pueden ser más diferentes pero que encajan a la perfección y unos diálogos y escenas inteligentes y maravillosos. El argumento fluye al igual que el estilo cuidado de la autora, en un flujo constante que atrapa, engancha y atrae. Si bien es cierto que hacia la mitad parece que se estanca un poco, la autora consigue aportar aspectos que siguen enganchando y nos llevan hacia el final sin soltarnos de la mano. Las descripciones, los personajes, la historia, todo nos muestra la maestría de ésta gran autora a la hora de escribir. Te hace formar parte de la historia, te intriga, te hace darle vueltas y más vueltas a las incógnitas, te atrapa con situaciones tiernas, dulces, dramáticas, tensas, te engancha y no te suelta hasta el final. El único punto débil, aparte del comentado estancamiento, es que el final es demasiado light para mi gusto y para la historia que nos presenta, llena de misterio, intriga, peligros y asesinatos. Todo se descubre de manera demasiado floja y rompiendo esa tensión que tan bien había mantenido la autora a lo largo de todo el libro, con lo cual deja una sensación algo amarga o vacía, no sé cómo explicarlo. Me decepcionó un poquito, ya que yo esperaba más acción para el final de esta novela. Con respecto al romance entre Abra y Eli, su historia de amor se resuelve como era de esperar y nos deja un regustillo muy dulce y bonito. Son unos personajes que han sufrido mucho y que encuentran el uno en el otro la oportunidad de ser verdaderamente felices. Me han parecido una pareja muy entrañable y ella es verdaderamente un torbellino y uno de los ejes que hacen tan atractiva esta historia.
"...Ya sé que es cargarte con demasiada responsabilidad, Eli, pero te estaría muy agradecida si me ayudaras a romper el ayuno."
"¿Ahora?"
"He pensado que ahora estaría bien" Se inclinó para besarlo "Si no te importa"
"Bueno, has hecho crema."
"Y pan" le recordó.
"Yo diría que terminar con el ayuno es lo mínimo por mi parte. Aunque primero deberíamos ir a la casa."
Eli se aclaró la garganta cuando empezaron a subir los escalones.
"Ah, voy a tener que hacer una visita rápida al pueblo. No he traído protección. No pensaba demasiado en el sexo hasta hace poco."
"No pasa nada, y no hace falta que vayas a ningún sitio. El otro día dejé una caja de condones en tu dormitorio. Vengo pensando en el sexo desde hace poco."
Eli suspiró.
"Eres la mejor asistenta que he tenido nunca."
"Ay, Eli, y todavía no has visto nada."
Esta conversación, muy divertida, muestra un poco cómo son las interacciones entre los personajes. Abra, esporádica, espontánea, sin pelos en la lengua, vivaz, y divertida, y un Eli algo más tímido, más serio, pero que está empezando a revivir, a renacer y nos muestra esa faceta también descarada que oculta. Sin duda, hacen una pareja muy divertida y bonita.
En fin...
Siempre es un gustazo y un placer leer las novelas de una autora que entrelaza a la perfección la intriga con el romance. Me encanta.
Mi puntuación:
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